La pérdida de uno o mas elementos dentarios, es un evento traumático con graves repercusiones, tanto desde el punto de vista estético como funcional.

La falta de un diente, de hecho, se visualiza fácilmente.

E incluso cuando esto no sucede, porque tal vez la ausencia se encuentra en la parte posterior de la cavidad bucal, los efectos sobre la masticación y la fonación son aún más evidentes e importantes.

De hecho, puede resultar difícil la masticación y la fonación .

La implantología, o la inserción quirúrgica de un implante dental, interviene precisamente para resolver estos problemas y llenar este vacío.

Es una rama de la odontología que ha progresado mucho en los últimos años, mejorando significativamente su efectividad.

Hoy en día, los implantes dentales son absolutamente invisibles y perfectamente estables, y es posible intervenir con éxito tanto cuando solo falta uno como cuando falta más de uno.

Desde un punto de vista estructural, el implante consiste en un tornillo de titanio con un tratamiento especial en su superficie, que se inserta en la encía y toma el lugar y la función de la raíz de un diente natural.

La corona luego, se une a esta estructura, reproduciendo el diente, tanto en función como en estética.

Potencialmente, el implante dental tiene una duración ilimitada.

Sin embargo, es esencial dedicarle el mantenimiento diario e ir al especialista para revisiones periódicas. De esta manera es posible evitar el riesgo de inflamación e infecciones, así como el de una carga masticacatoria incorrecta. Finalmente, debe tenerse en cuenta que fumar, la diabetes no compensada y los medicamentos antidepresivos pueden comprometer seriamente la osteointegración y la duración total de los implantes.

El implante dental, al ser una cirugía es percibido por los pacientes como un tratamiento doloroso. En realidad esto no es asi, se realiza el procedimiento con anestesia local. Por lo tanto, no se siente dolor.